Puedo decir que para mi, la caminata es una forma de escape.
Hace ya varios años que inicie a caminar como forma de meditación y como herramienta de producción. En un inicio, las caminatas eran mi excusa perfecta para alejarme de las vibras de mi hogar y de un momento a otro me empece a hacer pequeños hábitos contemplativos. Empece a notar la invasión a la privacidad que podemos hacer al mirar hacia una ventana de una casa, las pequeñas escenas que se suscitan, mismas que si las comparamos con las que nosotros vivimos nos llegan a mostrar lo moldeable que somos los humanos por la sociedad.
Sin embargo, cuando comencé a añadir a mis caminatas el incentivo de poder anestesiar mis pensamientos con ganja (marihuana), comencé a apreciar y a capturar en imágenes la cotidianidad que se nos oculta a causa de prisas y distracciones banales que nos imponemos. La caminata se volvió así, no solo en un escape del hogar, se torno en una forma de meditación, en un método de análisis sociológico y sobre todo en una forma de exposición a la vulnerabilidad porque es en la calle en donde somos mas vulnerables… y mas, si llevas una cámara contigo.